¿Qué es un cacerolazo?

¿Qué es un Cacerolazo?

Es una forma de manifestación, autoconvocada espontáneamente por un grupo de personas o ciudadanos, o bien respondiendo al llamamiento de una fuerza política u otra organización generalmente en contra de un gobierno o de determinadas decisiones o políticas gubernamentales, y más raramente en pro de una causa. Su característica más destacada, y que la distingue de otros tipos de protesta, radica en que los manifestantes manifiestan su descontento mediante ruido acompasado, a una hora acordada de antemano (o en otros casos en forma espontánea), desde sus propias casas y sin necesidad de concentrarse en un lugar determinado, asomándose a ventanas y balcones o en los antejardines de las casas, y blandiendo rítmicamente los objetos que tienen a mano (comúnmente, cacerolas, ollas y otros utensilios domésticos; de ahí su nombre), pudiendo de esta manera alcanzar la protesta un alto grado de adhesión y participación.

Los cacerolazos vienen acompañados a menudo de otras medidas de protesta popular, como apagones o cortes de electricidad,boicots al consumo, bocinazos, funas, bloqueos de calles y "sentadas", y con el auge de las nuevas tecnologías, también de cadenas de correos electrónicos o de mensaje de texto, tipos de protesta que han dado en llamarse "cacerolazos cibernéticos". En todos los casos, se conserva en los mentira diversos tipos de protesta la esencia del cacerolazo, que estriba en la ampliación y profundización de la protesta democrática, alejándola de las manifestaciones tradicionales e introduciéndola en los hogares, y transfiriendo el protagonismo de una minoría, a la gran mayoría de la población, convirtiéndose así en una protesta al alcance de todos, y por ende sumamente pacífica.

martes, 9 de noviembre de 2010

Cacerolazo del 2001


2001


Los cacerolazos argentinos de fines de 2001 formaron parte de un estallido popular que causó, entre otros efectos, la renuncia del presidente Fernando de la Rúa debido a la profundización de la enorme recesión económica existente. Argentina había sido elogiada durante los años 1990 como la mejor alumna del Fondo Monetario Internacional, luego de haber aplicado fielmente durante más de una década las políticas neoliberales del Consenso de Washington. El índice de pobreza alcanzó entre 2001 y 2002 cifras récord (53%) como así también el de desocupación (superior al 20%).
 Crisis de diciembre de 2001 en Argentina


12 de diciembre

Durante el mes diciembre de 2001, a raíz de las fuertes restricciones a las transacciones bancarias impuestas a partir del 1 de diciembrepor el ministro de economía Domingo Cavallo, se produjo una serie de cacerolazos.
El primero de esta etapa tuvo lugar el 12 de diciembre, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) convocó a un cacerolazo a las 12:00 y a un apagón de 15 minutos a las 20:30.
La protesta del mediodía tuvo escaso apoyo; el diario Clarín reportó que en Buenos Aires "una docena de taxis, un puñado de motos y algunos autos particulares partieron en caravana desde Diagonal Norte y Maipú, y se instalaron frente al Cabildo... Más allá de ese ámbito, los bocinazos no se escucharon en el microcentro porteño, ni fueron mayoría en otros lugares del país durante los 10 minutos que duraba la protesta". En Rosario, según indicó el diario Ámbito Financiero"la protesta incluyó bocinazos y cacerolazos en plena calle San Martín, con la participación de unas 450 personas".
Al anochecer la reacción fue distinta. El diario El Tribuno indicaba que "las calles y avenidas del centro y algunos barrios de Buenos Aires quedaron semioscuras"Clarín, por su parte, afirmaba que "fue en los barrios donde se sumó mayor cantidad de gente a la medida en forma espontánea", reportándose cacerolazos en los barrios de Almagro, Belgrano, Congreso yNúñez, así como también en la localidad de Lanús en el Gran Buenos Aires, la ciudad de Mar del Plata y en las provincias de Salta y de Jujuy.


19 de diciembre

El cacerolazo más importante de esta etapa tuvo lugar el 19 de diciembre, y fue uno de los factores desencadenantes de la renuncia al día siguiente del presidente Fernando de la Rúa. El diario Página/12 decía el 20 de diciembre: "La madrugada [del 19, n. del e.] empezó con saqueos en supermercados medianos y pequeños en todo el país, sobre todo en busca de comida. Por primera vez los saqueos llegaron a la Capital Federal. De la Rúa fue insultado y su auto golpeado, mientras la Cámara de Diputados desconocía sus superpoderes". Ese día, los saqueos ocasionaron al menos cinco muertos, por lo que el clima de violencia llevó al presidente a decretar el estado de sitio en todo el territorio nacional, aunque no fuese su competencia por estar el Congreso en época de sesiones.
A las 22:41 horas del 19 de diciembre De la Rúa anunció el estado de sitio por cadena nacional. Página/12 reportó el 20 de diciembre que
"justo después del discurso de De la Rúa la irritación se concentró en el Presidente. Miles de personas salieron a la calle con cacerolas, sartenes, espumaderas y tapas, en un fenómeno que se verificó en Belgrano, Caballito, Palermo, Parque Chacabuco, Villa Crespo y Almagro. El cacerolazo fue incluso mayor que el de la semana pasada, aunque esta vez ninguna cámara de comerciantes lo hubiera convocado y a pesar de que por la noche reinara el temor a nuevos saqueos. El tono era hasta festivo, ganador. Mucha gente salió de sus casas a la calle, y en Independencia y Entre Ríos una fogata en la calle acompañó el ruido de los metales. Todo el país había tomado las calles. En Rosario, mil personas marchaban cerca de las 24 al Monumento a la Bandera. En Plaza de Mayo se concentraba San Telmo. En Parque Chacabuco los vecinos eligieron el gran árbol de Navidad para protestar juntos, y cuando se sumaron vecinos de la villa 1114 se juntaron miles decidieron marchar hasta José María Moreno y Rivadavia. En Salta y Juan B. Justo los vecinos cortaron la calle, y lo mismo en Boedo. Del pánico se había pasado al repudio, incluso cuando muchos habían interpretado absurdamente el estado de sitio, que restringe las libertades, como un toque de queda, que impide caminar de noche. El estado de sitio, y el discurso anunciándolo, habían pasado a la historia, cada vez más patéticos a medida que avanzaba la noche". Por su parte, Clarín agregó que "ese mismo panorama se repetía en la Plaza de los Dos Congresos, donde se reunieron cerca de mil personas, frente al monumento al Cid Campeador, en la unión de Gaona y la Avenida San Martín y en otras estratégicas esquinas porteñas como la de Córdoba y Pueyrredón. En Independencia y Entre Ríos, una columna de trescientos manifestantes, jóvenes y ancianos, hombres y mujeres, entonaban cantos contra el Presidente y el ministro de Economía, Domingo Cavallo: 'Queremos soluciones y no estado de sitio', gritaban".
A la 1:00 del 20 de diciembre, tras la presión ejercida por el cacerolazo, se difundía la renuncia de Domingo Cavallo al ministerio de economía. Tiempo después Cavallo declararía que él se enteró de su renuncia por la prensa. Página/12 comenta que "a esa hora, como si estuviera calculado, la Policía Federal llenó la plaza de un gas lacrimógeno que descomponía, sin respetar viejos, mujeres embarazadas o chicos."
El cacerolazo duró toda la noche. Tras los disturbios y la represión policial y los heridos se calmó la situación y un grupo de personas permaneció en Plaza de Mayo. Al mismo tiempo, otro grupo de personas se concentró frente al Congreso Nacional, donde ocurrieron fuertes incidentes con las fuerzas de seguridad, registrándose varios heridos. Según el diario La Nación "uno de los heridos estuvo tirado sobre las escalinatas del frente del Parlamento, mientras las cámaras de televisión mostraban que gran cantidad de sangre salía de una herida en su bajo vientre" (posteriormente fallecido). A las 6:21 la edición online del mismo periódico informaba que "tras la represión policial y los heridos, se calmó la situación y un grupo de personas permanece en Plaza de Mayo".
Paralelamente, se desarrolló durante toda la noche un cacerolazo en la residencia presidencial de Olivos. La prensa reportó la presencia de hasta 5.000 personas que llegaron con cacerolas a la zona desde distintas barrios del norte de la ciudad y de la provincia. Un grupo de manifestantes comenzó a tirar piedras a la residencia, por lo que la Policía Bonaerense montó un operativo de seguridad.


20 de diciembre


Más tarde arribaron las Madres de Plaza de Mayo, que, junto a los otros manifestantes, fueron reprimidos y desalojados de la plaza. Cuando volvieron, sobre el mediodía, se les sumaron empleados del microcentro que salían para su hora del almuerzo.La Plaza de Mayo vio el amanecer del 20 de diciembre con un puñado de personas todavía manifestando. Según Clarín, "con el correr de la mañana la gente que fue llegando no era la clase media argentina sino militantes de colores variados e incluso antagónicos, sumados a muchos despolitizados pero enardecidos". Estos manifestantes tomaron el centro de la plaza, Cantaron el Himno Nacional y pidieron la renuncia del presidente De la Rúa.
Clarín relata los hechos que luego sucedieron:

Por un rato, la Plaza de Mayo pareció lucir otra vez el color de la noche anterior, cuando mandaba la espontaneidad del descontento. Con todos ellos en la plaza, la Policía volvió a reprimir con gases, balas de goma y algunas balas de plomo.

Hombres de traje impecable, cadetes, motoqueros, estudiantes, jubilados, empleadas de trajecito y medias de lycra, salieron corriendo sin saber por dónde escapar. Con edificios cerrados, locales con persianas bajas, la calle era el único ámbito posible. Los gases hacían irrespirable el mediodía. Algunos bares y vecinos alcanzaban jarras de agua, trapos mojados y pedazos de limón, para mitigar el ardor en la cara y los ojos.
La Plaza de Mayo había quedado rodeada por la Policía. La lucha por volver a tomarla fue constante. Los activistas del Movimiento de Trabajadores Desocupados se movían por Diagonal Norte. Militantes del Partido Obrero, la Izquierda Unida y el MAS pujaban por Diagonal Sur.
La city era un campo de batalla espectral, entre la bruma de los gases, los balazos y las corridas.
Sobre esta represión Página/12 describió que "Eran jóvenes, mujeres con chicos, familias, empleados de saco y corbata. La policía a caballo los desalojó con una violencia inusitada, pero una y otra vez volvieron. Hubo cinco muertos en una represión que no sólo usó gases, sino balas 9 mm."
Mientras la Plaza de Mayo era un campo de batalla, De la Rúa pronunció a las 4 de al tarde un discurso por televisión, en donde convocó a la "unidad nacional" ofreciendo aljusticialismo a cogobernar. Pero la respuesta negativa no se hizo esperar. Según Clarín "En esos minutos tensos del final de la tarde, De la Rúa habló con el jefe del bloque radical de senadores, el chubutense Carlos Maestro. Los dos coincidieron en que ya no había otro camino que la renuncia." Clarín prosigue relatando que "El Presidente juntó entonces a sus ministros y les dijo lo que todos ya sabían: que renunciaba. "Hice todos los esfuerzos; convoqué a la unidad nacional y no fui escuchado", se excusó."
En su carta de renuncia, el presidente justificó su decisión diciendo: "Mi mensaje de hoy para asegurar la gobernabilidad y constituir un gobierno de unidad fue rechazado por líderes parlamentarios. Confío que mi decisión contribuirá a la paz social y a la continuidad institucional de la República". Página/12 cita las palabras de un funcionario del gobierno, quien luego de la renuncia exclamó: "No nos echó el Fondo, ni el PJ. Nos echó la clase media."


28 de diciembre

Debido a que el vicepresidente Carlos Álvarez había renunciado en 2000, y en virtud de la ley de acefalía del poder ejecutivo, la sucesión presidencial recayó en el presidente provisional del Senado, Ramón Puerta. Éste cumplió el mandato de convocar dentro de las 48 horas a la Asamblea Legislativa para elegir qué funcionario público habría de desempeñar la Presidencia hasta que un nuevo presidente sea electo. Reunida el 23 de diciembre de 2001, la Asamblea Legislativa eligió al puntano Adolfo Rodríguez Saá.
Sólo nueve días después del cacerolazo del 19 se produjo otro gran cacerolazo en las calles de Buenos Aires, con epicentro en Plaza de Mayo donde se concentraron más de 30.000 personas. Sobre el inicio de este cacerolazo Clarín decía que "los manifestantes comenzaron a ganar las calles de Buenos Aires poco antes de la medianoche. Los primeros cacerolazos se escucharon en los barrios de Palermo, Barrio Norte, Caballito, Belgrano, Boedo y Barracas. Eran grupos con un perfil social de clase media y protestaban básicamente por las restricciones a los ahorros bancarios popularizadas como 'el corralito'."
Pagina/12 indica que "Poco después de la medianoche ya estaba llena media Plaza de Mayo con familias enteras provistas de cacerolas y tachos, mientras miles de automovilistas hacían sonar la bocina. No había consignas organizadas, y menos consignas políticas. La gente descansaba a medida que iba llegando a la plaza y a veces golpeaba los tachos."
El principal impulsor de esta manifestación espontánea fue la designación en cargos públicos de personajes con pésima reputación, como el ex-intendente de la Ciudad de Buenos Aires, Carlos Grosso, y los santafesinos José María Vernet y Víctor Reviglio. Esa semana, al ser consultado por la prensa acerca de su polémico nombramiento, Grosso había respondido: "me eligieron por mi inteligencia y no por mi prontuario". Otro de los tantos motivos que generaron el cacerolazo fueron los vaivenes en los anuncios en la política monetaria que pensaba aplicar Rodríguez Saa con su anuncio de una nueva moneda denominada Argentino, que nunca vio la luz.
Algunas de las consignas que se oyeron esa noche fueron: "Esto es contra Menem""Llevé mi plata al banco para que me la cuiden, no para que me la roben""Que se vayan todos","Abajo la Corte Suprema""No lo quiero a Grosso", y "Menem, andate a Chile, lejos".
A la una y diez de la mañana, durante el desarrollo del cacerolazo, se conoció la renuncia de Carlos Grosso a su puesto de jefe de asesores de la Presidencia. A las 2:30 horas algunos grupos provocaron destrozos y hubo duros choques con la Policía y luego hubo saqueos e incendios en el Congreso. Por la mañana todo el gabinete presidencial presentó la renuncia.
Existen sospechas de que los disturbios en el Congreso fueron causados por grupos de activistas que respondían a Eduardo Duhalde.


Diarios del momento




 Crisis de diciembre de 2001 en Argentina 
Fue una crisis financiera generada por la restricción a la extracción de dinero en efectivo de plazos fijos, cuentas corrientes y cajas de ahorro denominada Corralito, que causaron la renuncia a la presidencia de Fernando de la Rúa el 20 de diciembre de 2001, y llevaron a una situación de acefalía presidencial. La mayor parte de los participantes de dichas protestas fueron autoconvocados, que no respondían a partidos políticos o movimientos sociales concretos. Su lema popular fue: "¡Qué se vayan todos!". En los hechos murieron 39 personas por las fuerzas policiales y de seguridad, incluyendo 9 menores de 18 años.

Situación económica entre 1998 y 2001


El gobierno de Fernando de la Rúa había asumido en 1999 en medio de una época de recesión, en parte favorecida por la Ley de Convertibilidad, vigente desde 1991, que fijaba la paridad del peso de Argentina y el dólar estadounidense. Si bien dicha política económica había resultado efectiva durante los primeros años del gobierno de Carlos Menem, a partir de 1997 comenzó a demostrar sus falencias. Para mantenerla saludable, se necesitaba el ingreso de divisas. En un principio, éste estaba dado por los ingresos a partir de las privatizaciones de empresas estatales. No obstante, cuando ya no ingresó el dinero suficiente al país, éste empezó a endeudarse para mantener la ley.
De la Rúa había decidido mantener la ley, lo que provocó que el endeudamiento fuera cada vez más grande, aplicándose medidas como El blindaje o El Megacanje,1 que consistían en endeudamiento exterior.
La inestabilidad económica se percibía por los constantes cambios en el Ministerio de Economía, pasando por él José Luis Machinea (1999 - marzo de 2001), Ricardo López Murphy (marzo - abril de 2001) y por último Domingo Cavallo, que ya había sido Ministro de Economía entre 1991 y 1996 y que había impulsado la Ley de Convertibilidad. En aquél entonces Cavallo era visto como una gran alternativa, ya que había sacado a Argentina de la hiperinflación de 1989 - 1991.
La crisis llegó a un punto insostenible el 29 de noviembre de 2001, cuando los grandes inversionistas comenzaron a retirar sus depósitos monetarios de los bancos y, en consecuencia, el sistema bancario colapsó por la fuga de capitales.


Diciembre de 2001 y el Corralito


Para contrarrestar la fuga de capitales, el 2 de diciembre se emitió un mensaje en Cadena Nacional, donde Cavallo anunciaba la nueva política económica que introdujo restricciones al retiro de depósitos bancarios, denominada popularmente como Corralito. En un principio la medida dictaba que el ahorrista sólo podía retirar 1000 pesos cada semana, y que la medida duraría 90 días, sin embargo se podían hacer pagos con cheques.
La reacción popular fue muy negativa, especialmente la de la clase media, por lo que la crisis económica también desembocó en una crisis política. Durante todo diciembre hubo protestas, aunque la protesta masiva más importante estallaría los días 19 y 20 de diciembre.
La posición de De la Rúa se tornó inestable. Un intento de mediación entre la oposición y el gobierno a mediados de diciembre por parte de la Iglesia Católica fracasó.
Entre el 16 y el 19 de diciembre se produjeron saqueos a supermercados. También en Rosario se sucedieron varias protestas durante el día 18.

Consecuencias

Con el cacerolazo, a grandes rasgos, ocurrió ésto: crisis, agitamiento, colapso, vuelta a la normalidad (a la “tranquilidad” habitual). Y lógicamente, nada descarta que algo así no vuelva a ocurrir, y que tenga las mismas consecuencias que éste primer Gran Carerolazo.

Aún más; vengamos a ésta época post-cacerolazo. ¿Dónde quedó ese sentimiento de supuesto nacionalismo que todos tuvimos en aquella semana, donde dijimos “por fin somos argentinos y nos unimos contra el establishment”?
Quienes pudieron sacar su dinero del corralito ahora no se ven más protestando en el Congreso Nacional junto con sus conciudadanos que aún permanecen dentro del mencionado corralito. Y lo mismo pasará cuando cada una de estas personas vaya retirando sus ahorros.
            Seguimos siendo un pueblo egoísta, nada cambió. El cacerolazo (ahora ya lo pongo con minúscula) fue una simple y linda ilusión.

Thomas Kuhn, físico y epistemólogo estadounidense,  en su libro “La estructura de las revoluciones científicas” postuló que dada una situación denominada normal (o de ciencia normal más precisamente ya que el era estudioso de las ciencias), en la que ciertos elementos se tornan inconsistentes para continuar con ese modelo (o paradigma como lo llamó él), se genera una crisis. Al tocarse fondo, se genera una revolución, en la que nuevos elementos otorgan consistencia al paradigma y se eliminan los viejos elementos, aunque algunos continúan coexistiendo en el nuevo paradigma o nueva situación de normalidad, y se esforzarán por no desaparecer... y la historia continúa.
            Que podemos extraer de ésto: dos cosas. Primero, que como sabemos, la vida se rige por ciclos (revoluciones), cambiar para volver a empezar con leves diferencias, pero más de lo mismo, por lo menos en un plazo medianamente razonable. Ya que si bien históricamente el cambio puede darse rápidamente, en términos humanos puede tardarse un par de generaciones en ser apreciable.
            Y segundo, podemos establecer un paralelo exacto con la situación de nuestro país.




Causas:


Hay un caso particular de cambio cultural, aquel que se produce bruscamente a causa del colapso de un sistema social o de una gran crisishistórica que subvierte todos los estratos sociales. Se trata de un tipo extremo en el que la sociedad transmuta algunos de sus valores, normas, creencias, costumbres y/o pautas de comportamiento cuando siente que está en riesgo su supervivencia (cfr con A. Maslow)


José Guillermo Fouce analiza desde una perspectiva histórica y comparativa cómo las viejas formas de participación han dado paso a nuevos modos de afirmación y exposición ciudadana: - "las identificaciones partidarias tradicionales, las restricciones que se imponen a sí mismos los individuos y los grupos, la confianza en las instituciones y la creencia en la legitimidad de los gobernantes han tendido a disminuir en forma notoria, ya sea esto medido por encuestas o por el comportamiento en las casillas de votación ... podría ocurrir que el supuesto rechazo a la política y a la participación, especialmente de parte de los más jóvenes, no sea tal sino más bien un rechazo a un tipo de política y un tipo de participación poco adaptado a los nuevos tiempos; incluso este rechazo frontal sea más positivo que negativo ya que estaría buscando una transformación explícita o implícita en las formas, estilos y modelos de participación vigentes ... entonces, las nuevas formas y estilos participativos surgirían como fruto de los profundos cambios sociales, políticos y económicos a los que nos vemos expuestos ... vendrían a cubrir el extenso vacío que generan las antiguas y anquilosadas formas de participación ... así mismo, podemos entender un momento de crisis como un fin de la política, de las ideologías que están agotadas ... sería la emergencia de nuevos movimientos, nuevas formas de hacer política, nuevas divisiones sociales, la reinvindicación y la construcción activa de un nuevo concepto de la política y de las formas de llevarla a cabo"




Hasta ahora los argentinos parecemos estar dispuestos a cambiar sólo de una manera. Todo proceso de sano cambio tiene una primera etapa de sensibilización. Es la más difícil y en ella nos encontramos ahora. Las personas y grupos más activos han de trabajar para que la toma de conciencia se extienda a sectores cada vez más amplios de la sociedad. La dirigencia política debe apoyar constantemente este proceso sumándose a él y además estimularlo, potenciarlo a través de un liderazgo democrático sin establecer relaciones de dependencia entre dirigentes y dirigidos. El rol central de la dirigencia es elaborar un proyecto de país que sea potable y benigno para todos y no aspirar a que un técnico resuelva los problemas desde su escritorio del Ministerio de Economía totalmente desgajados de la realidad 







Muertes en el cacerolazo

Terminada la época menemista, en 1999, asumió la fórmula de la Alianza, donde las fuerzas conjuntas de la Unión Cívica Radical y las del Frente para un País Solidario (FREPASO) llevaron a Fernando de la Rúa-Carlos (Chacho) Álvarez a la primera magistratura de la nación. En un clima de expectativa, atento a las promesas, sobre todo morales de la campaña, el pueblo argentino se aprestaba a cambiar su rumbo hacia la derrota de la corrupción. El 10 de diciembre asumía Fernando de la Rúa ¿Nacía un nuevo país?
Duró ciertamente poco la esperanza, sembrada a lo largo de la campaña electoral, donde se prometía que el presidente estaría velando por cada argentino, asumiendo todos los roles necesarios para ello (médico, maestro, soldado, etc.). El 17 de diciembre, una represión policial contra el corte del puente que comunica las ciudades de Resistencia y Corrientes, arrojó el saldo de dos muertos.
En materia económica, el presupuesto para el año 2000 contenía un recorte de1.400 millones de dólares, aplicándose un fuerte incremento en materia impositiva.
Sin embargo, cabría pensar que las promesas éticas seguramente se cumplirían. Pero no. El escándalo de las coimas en el Senado provocó la renuncia de Chacho Álvarez.
En marzo de 2001 el ministro de economía Machinea fue reemplazado por Ricardo López Murphy, que estableció nuevos recortes presupuestarios. El 20 de marzo, López Murphy renunció, y el día 29, Domingo Cavallo se hacía nuevamente cargo del ministerio, obteniendo superpoderes. Se aprobó la ley de Déficit Cero, que permitió una quita de salarios y jubilaciones.
La desconfianza crecía a nivel popular, y para no crear una fuga de capitales del sistema bancario se dictó por ley del Congreso, número 25.466, la Ley de Intangibilidad de los Depósitos, donde se impedía al Estado modificar las condiciones pactadas entre los Bancos y los ahorristas.
Las elecciones legislativas de octubre de 2001 con muchas abstenciones y votos en blanco dieron el triunfo al peronismo, mientras el riesgo país crecía a cifras alarmantes.
Sin embargo, lo peor aún estaba por venir. El 1 de diciembre de 2001, se impusieron restricciones al retiro de los depósitos bancarios por un término de 90 días, durante los cuales se impidió el retiro de las cuentas bancarias de cada particular, de sumas superiores a 250 pesos o dólares, prohibiéndose las transferencias al exterior. A esto se sumó la negativa del Fondo Monetario Internacional a la concesión de un préstamo, ya previsto.
El día 13 de diciembre se convocó a una huelga general obrera contra las medidaseconómicas denominadas como “corralito” aludiendo a la falta de disponibilidad que podían hacer los propietarios de su propio dinero. Simultáneamente en la ciudad de Rosario se produjeron saqueos a supermercados que luego se repitieron, y acrecentaron su violencia, en otros puntos del país. El 19 de diciembre se decretó el estado de sitio por el término de un mes. El 20 de diciembre Fernando de la Rúa pronunció su último discurso como Presidente donde nadie quedó conforme. Esa noche, mientras Cavallo presentaba su renuncia, miles de personas entre hombres, mujeres y niños se dirigieron hacia la Plaza de Mayo, para corear “Que se vayan todos” “armados con cacerolas”. En menos de dos horas la Playa de Mayo desbordaba de gente.
Eran personas en su mayoría de la clase media, que sentía que su derecho de propiedad había sido avasallado. Que presentía que el gobierno se burlaba del sacrificio con los que tras muchos años de trabajo habían podido ahorrar, y habían confiado en el país, pues los ricos tenían sus depósitos en el exterior.
Pasada la media noche, se inició la represión de la masa popular, mediante gases lacrimógenos y balas de goma. Luego, se le sumaron camiones hidrantes y como la gente volvía una y otra vez, a las 15 horas ya había una verdadera batalla campal, que dejó un saldo de 7 muertos y una centena de heridos.
No eran aún las 7 de la tarde cuando el Presidente de los argentinos reconoció que debía retirarse del poder. Un helicóptero inició un vuelo que lo llevaría hacia el ocaso y al juicio de la historia. El pueblo argentino se había expresado en una auténtica manifestación democrática, el gobierno le había respondido con saña y muerte.
El 30 de diciembre la gente volvió a manifestarse con sus típicas cacerolas. Era un fin de año triste, y la gente, a pesar de la renuncia de de la Rúa no encontraba solución a sus reclamos. Aún sigue esperando. La Corte Suprema, luego de varios titubeos convalidó la apropiación indebida de los depósitos al decir que no fue una medida inconstitucional, debiendo reintegrase los depósitos en pesos con un índice de actualización (CER) sumado a un 4 % de interés anual.